viernes, 30 de marzo de 2012

AL FIN TE VEREMOS DE NUEVO EN LA CALLE

Llegado tal día como hoy, Viernes de Dolores, podemos decir que estamos metidos de pleno en para lo que todo cofrade es su Semana Mayor, nuestra Semana de Pasión.
Un año lleno de trabajo ahora es un parpadeo, un duro esfuerzo por intentar que todo esté a punto ahora es una mirada, y todo el buen hacer de muchas personas que buscan el mismo propósito se convertirá en esa lágrima que sin querer se te cae, y es entonces cuando te das cuenta de que te falta el aire, el corazón se te dispara y todo deja de existir, todo menos Él, nuestro Jesús, el que realmente te mira, y por mucho que quieras tu tampoco puedes dejar de mirarlo, ése, ése es el momento mágico que los componentes de nuestra agrupación, o al menos la mayoría, busca después de tanto esfuerzo.
No corren buenos tiempos para nadie, y de buena sabia sé, que tras el traje de gala o la túnica de muchos de nosotros, se esconde una plegaria, una oración, una promesa que va cantando a voces con su instrumento, solo el sabe su canto, solo el sabe por qué, solo el entiende el empeño que a puesto día tras día acudiendo a sus ensayos, pasando frío, pasando malos ratos algunos días, planteándose el ¿por qué?, el ¿por qué? de perder tiempo con su familia, tiempo con sus amigos, planteándose si tiene algún sentido. Pués ese Viernes Santo, cuando el aire roza su cara y ves su melena ondear, ese es el momento en que nuestras dudas se disipan, es entonces cuando todo vale, cuando todo es perfecto, y es entonces cuando le dás las gracias por haberte dado fuerzas para poder luchar por la agrupación, para que el vaya feliz, contento la calle Real arriba, y nosotros orgullosos viéndolo, y viendo como los nervios afloran en cada cara que miras dentro de nuestra agrupación. Aquí estamos, ahora no hay nada externo, somos Jesús y nosotros con nuestros instrumentos, personas sencillas que sin nociones musicales intentamos darle a Él lo mejor que tenemos ese día, y así se lo demostramos, rezándole con nuestros sones, sones que no se pierden, sones que el guarda para cantárnoslos en los momentos que flaqueamos. Así que ¡grácias Jesús!, gracias por habernos mantenido unidos y gracias por la fuerza con la que nos pagas, ¡grácias!.    VIVA JESÚS!!!!



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