Nuestro Padre Jesús de la Paciencia
La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Paciencia nos muestra al Redentor sentado sobre un sitial del pretorio, una vez terminado el suplicio de la flagelación, y coronado de espinas. Obra en madera policromada de Amadeo Ruiz Olmos del año 1940, encargada por el Conde de la Quinteria tras la reorganización de la Hermandad después de la Guerra Civil debido a la pérdida del anterior.
Cristo en posición sedente y con los dos pies alineados, tiene el brazo derecho acodado sobre una columna y la mano abierta, sobre la que reposa su cabeza, que mantiene ligeramente inclinada a la derecha, al igual que los hombros. La mano izquierda la descansa sobre la rodilla. Va vestido únicamente con el paño de pureza que forma parte de la talla.
Su mirada con los ojos abiertos en actitud suplicante y de dolor físico, se eleva al cielo con expresión resignada que subraya el abatimiento que le embarga, lo que hace que el Cristo tome una gran expresividad e intención de movimiento, a pesar de su imagen sedente.
Se trata de un hombre joven, barbado y con cabello natural a la altura de los hombros, sobre la frente lleva Corona de Espinas, propia de esta imagen de culto, que cuenta con auténticas espinas de las que brotan, como si realmente estuvieran clavadas en su frente gotas de sangre que recorren su rostro cansado y que se escapan por entre los dedos de la mano derecha. Su boca está entreabierta como si estuviera susurrando algo, quizás una plegaria. Y sobre su cabeza las tres potencias doradas, símbolo de nuestra Hermandad.
Su cuerpo se encuentra levemente surcado por algunas heridas procedentes de la flagelación, y que son más evidentes en la espalda.
Como complemento, se le coloca un manto rojo, que alude al manto púrpura propio de reyes usado a modo de burla, y que en los últimos tiempos no se le coloca sobre el cuerpo sino a sus pies durante las procesiones y actos de culto. De su cuello, pende una soga o cordón que en la actualidad está anudada a la columna, si bien ha habido épocas en que ha pasado por sus manos anudándolas, a pesar de mantenerlas tan separadas la una de la otra.
PASAJE BIBLICO: Por lo que se refiere al pasaje bíblico que representa, es el relatado en los evangelios sinópticos Mt 27, 27-30; Mc 15,18 y Jn 19,3: "Los soldados llevaron a Jesús al patio del palacio, llamado pretorio, y reunieron a toda la tropa. Le pusieron una capa de color rojo oscuro, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron. Luego comenzaron a gritar: –¡Viva el Rey de los judíos! Y le golpeaban la cabeza con una vara, lo escupían y, doblando la rodilla, le hacían reverencias. Después de burlarse así de él, le quitaron la capa de color rojo oscuro, le pusieron su propia ropa y lo sacaron para crucificarlo."
Cristo en posición sedente y con los dos pies alineados, tiene el brazo derecho acodado sobre una columna y la mano abierta, sobre la que reposa su cabeza, que mantiene ligeramente inclinada a la derecha, al igual que los hombros. La mano izquierda la descansa sobre la rodilla. Va vestido únicamente con el paño de pureza que forma parte de la talla.
Su mirada con los ojos abiertos en actitud suplicante y de dolor físico, se eleva al cielo con expresión resignada que subraya el abatimiento que le embarga, lo que hace que el Cristo tome una gran expresividad e intención de movimiento, a pesar de su imagen sedente.
Se trata de un hombre joven, barbado y con cabello natural a la altura de los hombros, sobre la frente lleva Corona de Espinas, propia de esta imagen de culto, que cuenta con auténticas espinas de las que brotan, como si realmente estuvieran clavadas en su frente gotas de sangre que recorren su rostro cansado y que se escapan por entre los dedos de la mano derecha. Su boca está entreabierta como si estuviera susurrando algo, quizás una plegaria. Y sobre su cabeza las tres potencias doradas, símbolo de nuestra Hermandad.
Su cuerpo se encuentra levemente surcado por algunas heridas procedentes de la flagelación, y que son más evidentes en la espalda.
Como complemento, se le coloca un manto rojo, que alude al manto púrpura propio de reyes usado a modo de burla, y que en los últimos tiempos no se le coloca sobre el cuerpo sino a sus pies durante las procesiones y actos de culto. De su cuello, pende una soga o cordón que en la actualidad está anudada a la columna, si bien ha habido épocas en que ha pasado por sus manos anudándolas, a pesar de mantenerlas tan separadas la una de la otra.
PASAJE BIBLICO: Por lo que se refiere al pasaje bíblico que representa, es el relatado en los evangelios sinópticos Mt 27, 27-30; Mc 15,18 y Jn 19,3: "Los soldados llevaron a Jesús al patio del palacio, llamado pretorio, y reunieron a toda la tropa. Le pusieron una capa de color rojo oscuro, trenzaron una corona de espinas y se la pusieron. Luego comenzaron a gritar: –¡Viva el Rey de los judíos! Y le golpeaban la cabeza con una vara, lo escupían y, doblando la rodilla, le hacían reverencias. Después de burlarse así de él, le quitaron la capa de color rojo oscuro, le pusieron su propia ropa y lo sacaron para crucificarlo."
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